Soy impaciente, lo se, lo reconozco.
Pero no puedo evitarlo.
Si a eso le sumamos que genero ilusiones de hasta un cactus, estoy al horno siempre.
Y cada vez se cumple aquello de que me enamoro como las mujeres inteligentes: como una idiota.
Nunca se si agradecerle o ir a matarla a la Mastreta.
En fin.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario