LLegó hace unos meses en medio de comentarios nada favorables a su persona, básicamente que estaba pirucha y que se la querían sacar de encima por lios de pantalones.
Soy prejuiciosa y me gusta serlo, no me cayo bien no por los comentarios sino por su actitud la primer semana de laburo. No paro de trabajar: no iba al baño, no socializaba, no nada. Una ortiva total.
La segunda semana sus comentarios rebequiles me chiflaron el moño; le gusta tener cosas lindas pero no pagar el precio que ellas valen.
La tercer semana la hilacha era del tamaño del Everest. Le gusta saber, pero no dice nada y encima mandona. Las cosas en cualquier ámbito, incluso el personal(ese de cada uno, de la vida más intima), se tienen que hacer como ella dice.
Y asi continuó mostrando las facetas de su personalidad que parecen nunca acabar.
Pero esta semana finalmente puede dar con el lema de su persona: nena caprichosa.
Si no es el centro no esta bien, sino acota le da acidez, si no se hace como ella cree se brota y le sale su tono mas acaramelado lleno de acido - es notable como algo tan dulce quema tanto.
Ella es Rebeca Charco, una más de mis cumpas
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