4/26/2008

Tocando fondo

Tocar fondo.


A pura lagrima, desconsoladamente.

No podía más, ya tenía demasiado peso en mis espaldas.


Eran demasiados meses de juntar, masticar, soportar, tolerar y como todo tocar fondo, la gota que hizo estallar todo, fue un simple hehco de la vida cotidiana: no conseguía taxi y necesitaba llegar a casa.

Espere 40 minutos un remis que nunca llego. Camine 4 cuadras con varias bolsas extra pesadas buscando un puta ferretería, que nunca consegui para soluciarnar el problema.

Asique finalmente, estaba en el lugar más céntrico de la ciudad, cargada de bolsas y sin poder encontrar un taxi que me llevará a casa.


Llame a la Traductora sexy y no tenía auto, una larga historia dice que esta chocado.A los dos minutos de colgar con ella, no puede más; la situación me sobrepasaba y me largue a llorar desconsoladamente y no puede parar por los siguientes 40 minutos.





Llorando a moco tendido en la esquina más concurrida de la ciudad puede llegar a ser muy surrealista, la gente pasa y te mira pero no saben que hacer, como reaccionar.

no podía seguir ahi y no venía ningun taxi, asi que llame al Hombre invisible.

A estas alturas, ya se ha convertido mi salvador y el de la Mariposa.



Pobre, lo llame y no podia parar asique se asusto mucho pensando que me había pasado algo grave. A los 15 minutos esta ahi con la Dulce D (después me entere que ellos estan en medio de una crisis existencial -no como pareja- sino por decisiones del futuro).

Me subi al auto con todas mis bolsas y no podía parar. No había forma.

Finalmente cuadno llegamos a casa pude articular palabra y contarles el porque de semenjante estado: no podía más, quería dejar todo y dormir o irme por ahi sin más.

No daba más.



Pero no podñia quedarme asi, en dos horas era la fiesta de inauguración de mi nuevo hogar, todo el mundo estab invitado y yo sólo queria dormir.

Junte mis fuerzas y me acomode, pare de llorar y organice lo que faltaba.

Para las 9 ya estaba casi lista mentalmente para lo que venía, era una de las anfitrionas y podías estar depre.

Mientras me cambiaba me di cuenta que tenía ganas de que vengan, de compartir con ellos.

Llorar, ponerle nombre al hoyo profundo me ayudó.

Hoy estoy más liviana.
Por suerte!

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